martes, 7 de septiembre de 2010

El Infierno (2010)

Recomendada para: Público en general con criterio, quienes quieran entender uno de los mayores problemas de la sociedad mexicana contemporánea o si te gustó la Ley de Herodes.
No recomendada para: Si la violencia te desagrada o si eres de esas personas cerradas que cree que todo es una exageración y que en realidad los problemas del país no son tan graves.
Por si alguien a estas alturas no lo sabe, este es el año del famoso "Bicentenario". Los medios de comunicación nos bombardean con spots para recordarnos a los héroes que nos dieron patria y libertad, los festejos que se avecinan, lo "maravilloso" que las cosas andan en el país y de la "dicha" de ser mexicano. Todo esto suena muy bonito y en verdad lo sería si no fuera porque la realidad del país dista mucho de ser la que nos han querido vender. El Infierno es una película que llega a las salas de cine en la víspera de los festejos del Bicentenario, para (además de causar polémica) tratar de generar conciencia por medio de un retrato duro, pero realista de lo que sociedad mexicana vive en la actualidad.

Benjamín García (Damián Alcázar) regresa a su pueblo natal, San Miguel Arcangel, después de vivir 20 años como mojado en los Estados Unidos y de inmediato se da cuenta que la situación en su comunidad está mucho peor que cuando el se fue. Por si fuera poco, recibe la noticia de que su hermano menor fue asesinado hace 6 años por un grupo de sicarios. En realidad su hermanito, conocido como El Diablo, era uno de los hombres más peligrosos del narcotráfico. Benjamín trata de ganarse la vida honradamente pero pronto se da cuenta que la única oportunidad para prosperar en ese lugar es trabajando como matón para la familia Reyes, quienes son dueños de prácticamente todo en kilómetros a la redonda. Poco a poco Benjamín se irá adentrando más y más en este mundo de violencia desmedida al mismo tiempo que luchará consigo mismo por rescatar algo de su humanidad.

¿Lo anterior les suena familiar? Tan sólo es la historia de miles de connacionales que por falta de oportunidades se ven forzados a cruzar la frontera o volverse narcotraficantes. Luis Estrada (a quien seguramente van a tachar de ser el enemigo público #1 del momento) conoce a la perfección a su público y lo demuestra con uno de los mejores guiones que el cine mexicano ha visto en su historia. ¿A qué me refiero? Pues a que todo lo que va sucediendo a lo largo de la cinta está diseñado de tal forma que causa en el espectador la reacción esperada en el momento esperado. La primera parte de la película explota el esterotipo del narcotraficante en una combinación de parodia y humor negro que recuerdan un poco el estilo de La Ley de Herodes. Lo grandioso viene después, pues justo cuando el espectador ya está metidísimo en la trama, la cinta deja completamente de lado la comedia y comienza a presentarnos la realidad a la que la gente de estas comunidades debe enfrentarse día con día, esa de la que todos los demás tan sólo escuchamos de lejos (por supuesto manipulada) en algún noticiero. En este punto ya no había risas en la sala de cine en la que me encontraba, todos observamos atentos y horrorizados a las imágenes que se nos presentaban, pues como dicen por ahí "La verdad no peca, pero incomoda".

Las actuaciones son excelentes ya que el reparto lo integran prácticamente los únicos talentosos del país. Damián Alcázar nos brinda una magnífica actuación como Benjamín, éste hombre común y corriente que vive un constante conflicto consigo mismo por las cosas que se ve obligado a hacer para poder ganarse la vida. De igual manera, Joaquín Cosio hace lo suyo en el papel de El Cochiloco, un hombre muy parecido a Benjamín pero que a diferencia de éste, no tiene ya ningún rastro de humanidad ni moral. Elizabeth Cervantes también hace un buen trabajo, ella interpreta a Lupita, el interés amoroso de Benjamín y quien lo ayuda a mantenerse cuerdo. El resto del elenco lo integran Alejandro Calva como el corrupto jefe de la policía local, Silverio Palacios como un delincuente común, Daniel Giménez Cacho como un agente federal, Tony Dalton como un traficante de armas, Ernesto Gómez Cruz y María Rojo como el señor y la señora Reyes.

En conclusión, El Infierno es una excelente película que lejos de ser una obra ficticia, se trata de una dura crítica a la situación actual del país, así como al gobierno del mismo. Debido a lo que dice y a como lo dice (de manera cruda y violencia), no dudo ni tantito que la cinta dure poco en cartelera, pues seguramente habrá gente "poderosa" que no estará muy contenta con ella. En verdad, si tienen la oportunidad de verla háganlo lo antes posible, antes que la tijera de la censura haga de las suyas. Se trata sin duda, de una de las mejores películas mexicanas de los últimos años y que seguramente se convertirá en referencia obligada para las futuras generaciones que quieran conocer y entender que pasaba en México a principios del siglo XXI.

ADVERTENCIA: Los siguientes párrafos contienen información esencial acerca de la trama de la película.

Me latió:

1. La cinta no se anda con rodeos y dice las cosas con pelos y señales. En concreto, la crítica va hacia el gobierno federal y la "guerra" contra el crimen organizado. No pienso entrar en discusiones absurdas y polémicas de quien tiene la razón y quien no, por lo que les recomiendo que vean la película y cada quien se forme su propia opinión al respecto.

2. La excelente investigación que los realizadores llevaron a cabo respecto al tema. Desde los narcomensajes (con todo y faltas de ortografía), las ejecuciones (explícitas y violentas), el estilo de vida de los narcotraficantes y incluso una referencia a los atentados de hace 2 años en Michoacán durante los festejos del Grito de Independencia, la película no deja nada a la imaginación y recrea lo hechos lo mejor que puede.

3. Hay varias escenas y diálogos que son pedradas directas hacia algo o alguien en específico. Uno de los mejores momentos es cuando Benjamín le regala una televisión a su madre y le dice algo así como "Aquí tiene madre, para que vea sus telenovelas y se olvide de esta pinche realidad". ¡¡¡APLAUSOS!!!

4. En una de las escenas finales, durante la celebración del 16 de Septiembre, se representa a todos y cada uno de los actores y fuerzas políticas que controlan al país: la policía, los políticos, la iglesia, etc.


No me latió:


1. El final perfecto hubiera sido justo después de que Benjamín mata a todos sus enemigos durante los festejos del Bicentenario, cuando la sangre de Reyes escurre sobre el escudo nacional y el letrero con fuegos artificiales que dice "VIVA MÉXICO" se apaga. Lástima, la película se prolonga todavía unos cuantos minutos más para mostrar una secuencia totalmente innecesaria.


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