No recomendada para: Los que esperen ver la historia, tipo documental atormentado, de algún cantante famoso, con todos los toques melodramáticos de me-corto-las-venas-con-galletas-de-animalitos que éstas suelen tener.
Antes de empezar, quizá deba aclarar un punto importante: realmente me gustan las películas de los Coen. Esto no quiere decir que las siguientes líneas vayan a ser una oda palera de la cinta ni nada por el estilo, pero la verdad es que la disfruté bastante, la recomiendo totalmente y creo que las nominaciones y premios de este año los ha tenido bien merecidos.
Llewyn Davis (Oscar Isaac) es un cantante folk de la década de los sesenta, pero nada del estilo de Elvis o los grandes de la época. Se trata de un tipo fracasado, deprimido, profundamente antisocial y el peor forever alone del mundo, que prácticamente no tiene ni en qué caerse muerto. La cinta, que cuenta su trayecto hacia la tan deseada fama, nos llevará a través de sus desventuras y, una tras otra, acabará por demostrarnos que la esperanza es inexistente y que los malos (en toda la extensión que la sociedad contemporánea le da al término) no se van al infierno, sino que lo cargan a la espalda todos los días de sus vidas.