No recomendada para: Si esperas acción, comedia o si no aguantas las películas lentas.
No han sido pocas las ocasiones en que un actor interpreta a un personaje del sexo opuesto. Desde el jocoso trabajo de Dustin Hoffman en Tootsie o de Julie Andrews en Victor, Victoria, que interpreta ambos sexos en una misma cinta, hasta el ridiculísimo John Travolta en Hairspray o la magnífica Antonia San Juan, quien en Todo sobre mi madre se lleva las palmas al interpretar a Agrado, un hombre que interpreta a una mujer; o sea, un travesti. En esta ocasión le tocó el turno a Glenn Close, una de las más galardonadas actrices de Hollywood (aunque nunca ha ganado el Óscar), de interpretar a un personaje del sexo opuesto: Albert Nobbs.
En la Irlanda del siglo XIX, las oportunidades para las mujeres eran limitadas y el abuso al llamado “sexo débil” era frecuente. Es en este ambiente en el que hace su aparición el mayordomo del pequeño hotel Morrison, Albert Nobbs, un cuidadoso, silencioso y casi invisible hombrecito cuyo gran secreto es que, en realidad, no es hombre sino mujer. Albert ahorra para poner un negocio y cuida mucho el no ser descubierto, sin embargo, el día menos pensado, llegará al hotel un nuevo trabajador, Hubert Page, y la dueña, la señora Baker, ordenará a Albert compartir su habitación con él, poniendo así en peligro su delicado secreto.
La historia es buena aunque bastante triste; no tiene demasiados giros ni sorpresas pero tampoco es enteramente predecible. Lo que hace que la película sea magnífica son, de plano, las actuaciones. Habrá que recordar que Glenn Close estuvo nominada al premio de la academia como mejor actriz y Janet McTeer al mismo como actriz de reparto y, aunque ninguna de las dos obtuvo el galardón, la verdad es que sí que se merecían estar en la contienda (e incluso, muy a pesar de mi fanatismo por Meryl Streep, creo que Close merecía hasta ganarlo). La película toca ligera y discretamente el tema de las preferencias homosexuales, sin tono morboso; diría yo, incluso, de manera bastante humana y sentimental.
Otra merecidísima nominación al Óscar que obtuvo esta película fue por maquillaje. Hacer que Close pareciera hombre no debe haber sido tarea fácil y, además, en ello radica gran parte de la ilusión: no sólo se trata de la actuación, sino de la apariencia física de la protagonista. En general, las cuestiones de ambientación, arte, vestuarios, maquillaje, y todo lo que tenga que ver con aspectos visuales quedaron muy bien.
¿Conclusión? Si disfrutan de las buenas actuaciones y los dramas de llorar a moco tendido no se pueden perder Albert Nobbs; en verdad vale muchísimo la pena. Es una lástima que no se haya estrenado a principios de año junto con el resto de las nominadas al Óscar, porque estrenarla en verano es realmente una burla. Así que apurense a verla porque no durará mucho en cartelera.
Ana Sthal @anasthal
ADVERTENCIA: Los siguientes párrafos contienen información esencial acerca de la trama de la película.
Me latió:
1.- La escena de la pulga, cuando Page descubre el secreto de Albert Nobbs, casi al principio de la cinta. No lloré porque Dios es grande, pero es de las escenas más emotivas y mejor actuadas de la película.
2.- El comentario del Dr. Holloran (Brendan Gleeson) a Albert en la fiesta de disfraces cuando le pregunta por qué no va disfrazado. Sutilísima la sonrisa de Albert, con el secreto siempre presente.
3.- Janet McTeer está espectacular como hombre; aunque la caracterización no es tan buena (a pesar de no ser una mujer demasiado bella, tiene facciones super femeninas) trabaja super bien como hombre. Puntos extra.
No me latió:
1.- La aparición de Jonathan Rhys Meyers es diminuta y ligeramente chafa. Vaya forma de desperdiciar su talento.
2.- Joe. Es detestable. Así de simple.
3.- Mrs. Baker. También es detestable. Cabe aclarar que estos dos puntos no son negativos en la película, pero dan coraje como espectador. Con todo, hacen que la historia sea un poco mejor, porque no es de estas de final rosa y estúpido.
En la Irlanda del siglo XIX, las oportunidades para las mujeres eran limitadas y el abuso al llamado “sexo débil” era frecuente. Es en este ambiente en el que hace su aparición el mayordomo del pequeño hotel Morrison, Albert Nobbs, un cuidadoso, silencioso y casi invisible hombrecito cuyo gran secreto es que, en realidad, no es hombre sino mujer. Albert ahorra para poner un negocio y cuida mucho el no ser descubierto, sin embargo, el día menos pensado, llegará al hotel un nuevo trabajador, Hubert Page, y la dueña, la señora Baker, ordenará a Albert compartir su habitación con él, poniendo así en peligro su delicado secreto.
La historia es buena aunque bastante triste; no tiene demasiados giros ni sorpresas pero tampoco es enteramente predecible. Lo que hace que la película sea magnífica son, de plano, las actuaciones. Habrá que recordar que Glenn Close estuvo nominada al premio de la academia como mejor actriz y Janet McTeer al mismo como actriz de reparto y, aunque ninguna de las dos obtuvo el galardón, la verdad es que sí que se merecían estar en la contienda (e incluso, muy a pesar de mi fanatismo por Meryl Streep, creo que Close merecía hasta ganarlo). La película toca ligera y discretamente el tema de las preferencias homosexuales, sin tono morboso; diría yo, incluso, de manera bastante humana y sentimental.
Otra merecidísima nominación al Óscar que obtuvo esta película fue por maquillaje. Hacer que Close pareciera hombre no debe haber sido tarea fácil y, además, en ello radica gran parte de la ilusión: no sólo se trata de la actuación, sino de la apariencia física de la protagonista. En general, las cuestiones de ambientación, arte, vestuarios, maquillaje, y todo lo que tenga que ver con aspectos visuales quedaron muy bien.
¿Conclusión? Si disfrutan de las buenas actuaciones y los dramas de llorar a moco tendido no se pueden perder Albert Nobbs; en verdad vale muchísimo la pena. Es una lástima que no se haya estrenado a principios de año junto con el resto de las nominadas al Óscar, porque estrenarla en verano es realmente una burla. Así que apurense a verla porque no durará mucho en cartelera.
Ana Sthal @anasthal
ADVERTENCIA: Los siguientes párrafos contienen información esencial acerca de la trama de la película.
Me latió:
1.- La escena de la pulga, cuando Page descubre el secreto de Albert Nobbs, casi al principio de la cinta. No lloré porque Dios es grande, pero es de las escenas más emotivas y mejor actuadas de la película.
2.- El comentario del Dr. Holloran (Brendan Gleeson) a Albert en la fiesta de disfraces cuando le pregunta por qué no va disfrazado. Sutilísima la sonrisa de Albert, con el secreto siempre presente.
3.- Janet McTeer está espectacular como hombre; aunque la caracterización no es tan buena (a pesar de no ser una mujer demasiado bella, tiene facciones super femeninas) trabaja super bien como hombre. Puntos extra.
No me latió:
1.- La aparición de Jonathan Rhys Meyers es diminuta y ligeramente chafa. Vaya forma de desperdiciar su talento.
2.- Joe. Es detestable. Así de simple.
3.- Mrs. Baker. También es detestable. Cabe aclarar que estos dos puntos no son negativos en la película, pero dan coraje como espectador. Con todo, hacen que la historia sea un poco mejor, porque no es de estas de final rosa y estúpido.